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Clínica Dental Sonríe

¿Qué es el bruxismo?

El bruxismo es un trastorno que consiste en apretar y rechinar los dientes de forma involuntaria, tanto de día como de noche, de manera regular, lo que puede causar daños en las piezas dentales.

Durante el sueño, el problema es más grave, ya que el paciente no es consciente de su acción y, por lo tanto, es todavía más difícil de controlar, aunque incluso estando despiertas, muchas personas tampoco se dan cuenta de que lo están haciendo, y son los demás los que lo advierten.

Se desconoce la causa por la que se produce este apretar y rechinar de dientes, pero se considera que el estrés puede ser el responsable del trastorno en un gran número de casos. Una mordedura anormal o una dentadura torcida también pueden provocarlo.

Principales síntomas del bruxismo

  • Estrés y ansiedad.
  • Ruidos articulares (que pueden llegar a ser bastante intensos, e incluso molestar al compañero de cama).
  • Dolor de oído (debido a la afectación de la articulación temporomandibular).
  • Dolor de cabeza.
  • Dolor o inflamación de la mandíbula.
  • Desgaste acelerado y prematuro de los dientes.
  • Pérdida de esmalte dental.
  • Trastornos del sueño.

Uno de los síntomas más comunes del bruxismo es la excesiva sensibilidad dental al cepillado o a los alimentos calientes o fríos, debido a que la pérdida de esmalte deja expuesta la dentina a los estímulos mecánicos o térmicos.

  • Dolor facial.
  • Fracturas dentales.
  • Rigidez muscular.
  • Hipertrofia de los músculos maseteros (que son los que se encargan de la masticación).

Tratamiento del bruxismo

El tratamiento del bruxismo tiene por objeto disminuir el dolor y tratar de evitar que se produzca un daño dental irreversible.

Algunas medidas que puede tomar el paciente para paliar los síntomas son:

  • Aprender técnicas de relajación que le ayuden a reducir el estrés y la ansiedad.
  • Realizar ejercicios de estiramiento indicados por un fisioterapeuta para facilitar la recuperación del equilibrio muscular y articular de ambos lados de la cabeza.
  • Esforzarse por relajar los músculos faciales y las mandíbulas durante el día, para intentar convertir esta acción en un hábito.
  • Combatir el insomnio instaurando unos buenos hábitos de higiene del sueño.
  • Masajear los músculos de cara, cuello y hombros para reducir la sensación dolorosa.
  • Evitar aquellos alimentos que resulten duros o de difícil masticación e hidratarse adecuadamente.
  • Aplicar calor húmedo.

Para evitar o frenar el daño que se produce en los dientes y disminuir la sobrecarga muscular, se utiliza un dispositivo conocido como férula de descarga, que cumple la misión de proteger la dentadura de la presión que ejerce el paciente cuando los aprieta y rechina. La férula está hecha de resina, es rígida, y puede estar diseñada, además, de forma que contribuya a mantener la mandíbula en una posición más relajada. Aunque la férula se suele colocar por la noche antes de dormir, se debe llevar también durante el día en caso de que sea necesario. El problema es que la férula no suprime el hábito del paciente de apretar los dientes y, al retirarla, vuelven las molestias.

En ocasiones es necesario realizar un tratamiento de ortodoncia para corregir los huesos y los dientes que están mal colocados.

Lo ideal sería conseguir que la persona abandone el hábito. En algunos casos, el problema remite de manera espontánea pero, en aquellos que no es así, se hace imprescindible el uso continuado de la férula para minimizar los daños. Cuando los dientes se aprietan solo durante el día, es más fácil modificar el comportamiento del paciente pero, si el bruxismo es nocturno, resultará mucho más difícil de combatir. Se han probado métodos como la biorretroalimentación o la autohipnosis, con resultados diversos según la severidad del trastorno y la personalidad del paciente.

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